Joaquín Sabina

Frases Breves de Joaquín Sabina

Biografía Breve de Joaquín Sabina.

Joaquín Ramón Martínez Sabina conocido como Joaquín Sabina nació en Úbeda, Jaén, España el 12 de febrero de 1949, es un famoso cantante, compositor, productor, poeta y pintor. Ha publicado 19 álbumes musicales, libros, poemarios y cancioneros.

A los 14 años comienza a escribir canciones y poemas, cuando termina su cuarto año pidió de regalo una guitarra. Se matriculó en Filología Románica en la Universidad de Granada.

Por su ideología izquierdista contraria al franquismo, llegó a lanzar una bomba molotov contra una sucursal del Banco de Bilbao, y tuvo que exiliarse​ en Londres, ciudad a la que entró con un pasaporte falso, al recibir asilo, se muda a Edimburgo, y a los cuatro meses se muda a la capital, su casa servía de refugio a etarras.

En Londres comenzó a escribir sus primeras canciones, organizó obras teatrales, cantando en el metro, restaurantes y cafés se ganaba la vida. Su primer disco vendió mil copias.

En 1977 regresa a España y se casa con Lucia Inés Correa Martínez, lo que le permitió dormir en su casa mientras estaba en el servicio militar. Tiene dos hijas con Isabel Oliart. Y su pareja desde 1999 es Jimena Coronado.

En 1980 lanza su segundo álbum y comienza a componer canciones para otros artistas. Pero es en 1987 donde comienza su éxito y en 1990 sale de gira.

Estuvo alejado de los escenarios entre 2001 y 2004, tras sufrir un infarto cerebral, del que se recuperó sin dejar secuelas físicas, pero que lo sumió en una depresión. Tomó ese tiempo para dedicarse a su faceta de poeta. Después de tres años de inactividad regresa a los escenarios con una gira en formato acústico en 2006.

Le han otorgado la Medalla de Oro al merito en las Bellas Artes y la Medalla de Oro de la Ciudad de Madrid. Ha sido nombrado Hijo Predilecto de Andalucía y Úbeda.

Las Mejores Frases de Sabina.

“¿De qué hubiera servido deshacer las maletas del olvido?”.

“¿Dónde está la canción que me hiciste cuando eras poeta? Terminaba tan triste que nunca la pude empezar”.

“¿Por qué invertir en latas de sopa boba? Es como barnizar el propio ataúd”.

“¿Qué maldición separa a los amantes que no se han olvidado?”.

“¿Y cómo huir cuando no quedan islas para naufragar?”.

“¿Y qué decir del crítico que, indignado, me acusa de jugar demasiado a la ruleta rusa?”. 

“…Y sin embargo, cuando duermo sin ti, contigo sueño”.

“A las buenas costumbres nunca me he acostumbrado”.

“A las flores de un día, que no duraban, que no dolían, que te besaban, que se perdían”.

“A los quince, los cuerdos de atar me cortaron las alas”.

“A menudo, los labios más urgentes, no tienen prisa dos besos después”.

“A quién puede importarle después de muerto que uno tenga sus vicios”.

“A ti te estoy hablando, a ti, que nunca sigues mis sugerencias, a ti te estoy gritando, a ti, que se has quedado atascado en mi piel, a ti que estás llorando ahí, al otro lado del espejo”.

“A quien quiera acompañarme le cambio versos por penas, bajo los puentes del Sena de los que pierden el norte se duerme sin pasaporte y está mal visto llorar”.

“Ahora es demasiado tarde princesa, búscate otro perro que te ladre princesa”.

“Ahora que nos quedamos en la cama, lunes, martes y fiestas de guardar. Ahora que no me acuerdo del pijama, ni recorto el crucigrama, ni me mato si te vas”.

“Algunas veces vivo y otras veces la vida se me va con lo que escribo”.

Frases de Pablo Neruda

“Algunos lunes duran todo el año, algunos martes soy un animal, los miércoles son húmedos y extraños, de algunos jueves es mejor ni hablar, los viernes dan películas de miedo, los sábados te vas y yo me quedo, las noches de domingo de acaban mal”.

“Allá donde se cruzan los caminos, donde el mar no se puede concebir, donde regresa siempre el fugitivo, pongamos que hablo de Madrid”.

“Ambiguas horas que mezclan al borracho y al madrugador”.

“Amo el alcohol, detesto a los borrachos”.

“Amor se llama el juego en el que un par de ciegos juegan a hacerse daño”.

“Amores que matan nunca mueren”.

“Antes de que me quieras como se quiere a un gato me largo con cualquiera que se parezca a ti”.

“Apenas vi que un ojo me guiñaba la vida, le pedí que a su antojo dispusiera de mí, ella me dio las llaves de la ciudad prohibida, yo, todo lo que tengo, que es nada, se lo di”.

“Así que no andes lamentando lo que pudo pasar y no pasó. Aquella noche que fallaste, tampoco fui a la cita yo”.

“Aunque siga muriéndome por ti, me iré con la primera que me quiera”.

“Ayer no me querías, hoy no te quiero. Mañana no tendremos a quien querer”.

“Bailar es soñar con los pies”.

“Bastante trabajo me ha costado cometer mis pecados como para malbaratarlos en arrepentimientos vanos”.

“Bendita sea la boca que da besos y no traga monedas”.

“Busco acaso un encuentro que me ilumine el día y no hallo más que puertas que niegan lo que esconden”.

“Cada vez que lo intento el tren ya se ha ido, así que me siento en el hueco de la escalera a silbar mi melodía”.

“Cambio mis arrugas por tu acné”.

“Cantar es disparar contra el olvido, vivir sin ti es dormir en la estación”.

“Como quien viaja a bordo de un barco enloquecido que viene de la noche y va a ninguna parte; así mis pies descienden la cuesta del olvido, fatigados de tanto andar sin encontrarte”.

“Con siete espinas de la flor del adulterio, siete despedidas en una estación, siete crisantemos en el cementerio, siete cardenales en el corazón. Me enamoro de todo, me conformo con nada”.

“Con su buen par de zapatos de cocodrilo ni siquiera la Venus de Milo se le resiste especialmente si pagas por un francés el doble de lo que ganas en Madrid trabajando durante un mes”.

“Contigo he comprendido que la humedad es algo que se seca y se olvida. Gracias a ti he sabido que la verdad es sólo un cabo suelto de la mentira”.

“Corazón, corazón, corazón, corazón hecho de cemento”.

“Cuando al punto final de los finales, no le siguen dos puntos suspensivos”.

“Cuando de ella y de mi queden solo estos versos”.

“Cuando la ciudad pinte sus labios de neón, subirás a mi caballo de cartón. Me podrán robar tus días, tus noches no”.

“Cuando la muerte venga a visitarme que me lleven al sur donde nací. Aquí no queda sitio para nadie”.

“Cuando me engaño no sé a quién creer”.

“Cuando soy bueno soy bueno, cuando soy malo soy mejor”.

“Cuando te haya olvidado aun te echaré de menos y alzaré la penúltima copa a tu salud”.

“Cuélgate de quien te quiera, no te mueras más que por amor…”.

“De tanto ser felices se me olvidó quererte”.

“De ti depende y de mí que entre los dos siga siendo ayer noche, hoy por la mañana”.

“Deja pasar la tentación, dile a esa chica que no llame más. Y si protesta el corazón, en la farmacia puedes preguntar: ¿tiene pastillas para no soñar?”.

“Derrochando la bolsa y la vida la fui poco a poco dando por perdida”.

“Desconfía de quien te diga ten cuidado, sólo busca que no escapes de su lado; antes de que te aniquilen sus reproches déjalo que duerma y a la media noche sal por la ventana, pon en marcha el coche y pisa el acelerador”.

“Descubrieron que los besos no sabían a nada, hubo una epidemia de tristeza en la ciudad, se borraron las pisadas, se apagaron los latidos, y con tanto ruido no se oyó el ruido del mar”.

“Después de tanto tiempo finalmente te fuiste, y en lugar de lamentarme, decidí tomarlo con calma y abrir mi balcón de par en par y sacudir el polvo de todo los rincones de mi alma”.

“Dijo hola y adiós y el portazo sonó como un signo de interrogación. Sospecho que así se vengaba a través del olvido Cupido de mi”.

“Dónde crees que vas, qué te parece que soy, no mires atrás, que ya no estoy”.

“Duerme sola como todas las noches, y una lágrima salada con el sabor de la mermelada de la ternura amortigua el suelo de su habitación donde un espejo roba su belleza”.

“El agua apaga al fuego y al ardor de los años. Amor se llama el juego en el que un par de ciegos juegan a hacerse daño”.

“El amor es una epidemia que se acaba con el tiempo”.

“El barrio donde vivo no es una especie de pradera sólo un paisaje desolado de antenas y cables telefónicos”.

“El corazón mientras late sueña con amanecer abrazado a una mujer que lo bese y lo rescate, y aunque pierda la fe nunca da por perdido el combate”.

“El día que vino, que tenía ojeras y el barro en su talón. Desnudos, pero extraño, a la luz del día nos descubrió la noche”.

“El sufrimiento puede hacer que nos endurezcamos emocionalmente”.

“El traje de madera que estrenaré no está siquiera plantado, que el cura que ha de darme la extremaunción no es siquiera monaguillo”.

“El tren de ayer se aleja, el tiempo pasa, la vida alrededor ya no es tan mía, desde el observatorio de mi casa la fiesta se resfría”.

“Ella le pidió que la llevara al fin de mundo, él puso a su nombre todas las olas del mar”.

“Ella me abandonó, como uno abandona esos viejos zapatos. Ella rompió el cristal de mis gafas miopes, saco del espejo su viva imagen”.

“Ella no recuerda nada de la última noche. Demasiadas cervezas, dijo, cuando tenía su cabeza recostada en la almohada”.

“Ella tenía un futuro a los ojos hambrientos, hombres maduros. Enamorarse un poco más de lo que debería, era una mala inversión”.

“En asuntos de amor siempre pierde el mejor”.

“En Comala comprendí que al lugar donde has sido feliz no debieras tratar de volver”.

“En mi casa no hay nada prohibido, pero no vayas a enamorarte”.

“En otros ojos me olvidó tu mirada. En otros labios engañé el amanecer y en otro pelo me curé de la desesperación de mojar la almohada”.

“Era tan pobre que no tenía más que dinero”.

“Era un individuo de esos que se callan por no hacer ruido, perdedor asiduo de tantas batallas que gana el olvido”.

“Errante como un taxi por el desierto, quemado como el cielo de Chernóbil, solo como un poeta en el aeropuerto, así estoy yo, así estoy yo, sin ti”.

“Está bien tener sombrero por si se presenta una buena ocasión para quitárselo”.

“Esta forma tan cobarde de no decirnos que no, este contigo, este sin ti tan amargo”.

“Estaba solo cuando al día siguiente el sol me desveló, me desperté abrazando la ausencia de su cuerpo en mi colchón”.

“Este adiós no maquilla un hasta luego, este nunca no esconde un ojalá, esta ceniza no juega con fuego, este ciego no mira para atrás”.

“Este bálsamo no cura cicatrices, esta rumbita no sabe enamorar, este rosario de cuentas infelices calla más de lo que dice pero dice la verdad”.

“Este pez ya no muere por tu boca, este loco se va con otra loca, estos ojos no lloran más por ti”.

“Estos labios que saben a despedida, a vinagre en las heridas, a pañuelo de estación”.

“Estos ojos que no miden ni comparan, ni se olvidan de tu cara, ni se acuerdan de tu cruz”.

“Estoy en el camino de vuelta, dijo un tipo que nunca fue a ninguna parte”.

“Estoy tratando de decirte que me desespero de esperarte. Que no salgo a buscarte porque sé que corro el riesgo de encontrarte”.

“Fui cuesta abajo sabiendo que llorar era un atajo hacia el mar”.

“Hasta las suelas de mis zapatos te echan de menos”.

“Hay caprichos de amor que una dama no debe tener”.

“Hay mujeres que arrastran maletas cargadas de lluvia”.

“Hay mujeres que ni cuando mienten dicen la verdad”.

“Hembra y señora que cada hora cambia de piel, golfa y decente. Dulce serpiente de cascabel, flor de alquitrán. Lluvia que llueve. Besos con sal”.

“Hoy es jueves dijo el martes”.

“La balada del abandonado, con un saxofón desafinado. La canción que cantan de bar en bar, los que beben para olvidar”.

“La buena reputación es conveniente dejarla caer a los pies de la cama, hoy tienes una ocasión de demostrar que eres una mujer además de una dama”.

“La canción que te escribo no es más que una postdata, si la bailas con otro no te acuerdes de mí”.

“La ciudad donde vivo ha crecido con su espalda hacia el cielo, la ciudad donde vivo es el verdadero mapa de la soledad”.

“La llamaré mañana hoy se me hizo tarde, esta forma tan cobarde de no decirnos que no”.

“La monarquía es un déficit democrático que sufrimos por herencia”.

“La muerte es solo la suerte con una letra cambiada”.

“La noche que perdiste el miedo al miedo fue tan corta que dura todavía”.

“La vida es tan corta y el oficio de vivir tan difícil, que cuando uno empieza a aprenderlo, ya hay que morirse”.

“Las caricias que mojan la piel y la sangre amotinan se marchitan cuando las toca la sucia rutina”.

“Las mejores promesas son esas que no hay que cumplir”.

“Las musas no aceptan excusas”.

“Las niñas ya no quieren ser princesas, y a los niños les da por perseguir el mar dentro de un vaso de ginebra”.

“Le di mis noches y mi pan, mi angustia, mi risa, a cambio de sus besos y su prisa”.

“Lo atroz es no querer saber quién eres, agua pasada, tierra quemada”.

“Lo bueno de los años es que curan heridas, lo malo de los besos es que crean adicción”.

“Lo niego todo, aquellos polvos y estos lodos, lo niego todo, incluso la verdad. La leyenda del suicida, y la de la bala perdida. La del santo beodo. Si me cuentas mi vida, lo niego todo”.

“Lo nuestro duró lo que duran dos peces de hielo en un whisky on the rocks”.

“Lo que quiero, corazón cobarde es que mueras por mí”.

“Lo sé porque he pasado más de una noche allí en busca de las siete llaves del misterio, siete versos tristes para una canción, siete crisantemos en el cementerio”.

“Loco por conocer los secretos de tu dormitorio esa noche canté al piano del amanecer todo mi repertorio”.

“Los besos que perdí, por no saber decir: te necesito”.

“Los cirujanos de las decepciones cercenan por lo sano la alegrí­a. Las venas del amanecer almacenan sangre frí­a y cada lunes nace muerto el nuevo dí­a”.

“Los hombres engañan más que las mujeres; las mujeres, mejor”.

“Los vicios del sexo no son vicios”.

“Más de cien palabras, más de cien motivos para no cortarse de un tajo las venas, más de cien pupilas donde vernos vivos, más de cien mentiras que valen la pena”.

“Más raro fue aquel verano, que no paró de nevar”.

“Más vale que no tengas que elegir, entre el olvido y la memoria”.

“Me acusas de jugar siempre al empate, me acusas de no presentar batalla, me acusas de empezar cada combate tirando la toalla”.

“Me duele más la muerte de un amigo que la que a mí me ronda”.

“Me duermo en los entierros de mi generación”.

“Me falta una verdad, me sobran cien excusas”.

“Me muero de ganas de decirte que te quiero. Y que no quiero que venga el destino a vengarse de mí, y que prefiero la guerra contigo al invierno sin ti”.

“Mi plan es envejecer sin dignidad”.

“Mi vecino de arriba es el lobo feroz, que va el domingo al fútbol y ve televisión, que engorda veinte kilos si le llaman señor, que pinta en las paredes: «rojos al paredón»”.

“Mirar en los espejos fue un espejismo, es no cerrarse puertas por dónde huir”.

“Ni soy un libro abierto, ni quién tú te imaginas”.

“Ni yo mato por celos ni tú mueres por mí”.

“No creo que exista el olvido ni que deba existir. La vida se hace de escombros y de cenizas que siguen ardiendo”.

“No dormir era más dulce que soñar; y envejecer con dignidad una blasfemia”.

“No es asunto tuyo me dirás y punto, pero reconoce que es duro aceptar, pues no hay ser humano que le eche una mano, a quien no se quiere dejar ayudar”.

“No es que no quiera. Es que no quiero querer”.

“No hace falta permiso, para rodar desnudos por el piso, como dos sordomudos sin otro paraíso que el que mi lengua invoca, a las puertas del cielo de tu boca”.

“No hay ni una sola historia de amor real que tenga un final feliz. Si es amor, no tendrá final. Y si lo tiene, no será feliz”.

“No hay nostalgia peor que añorar lo que nunca jamás sucedió”.

“No le cierres la ventana a la aurora que rompe el cristal que el ahora es el principio del final”.

“No me gusta invertir en quimeras, me han traído hasta aquí tus caderas y no tu corazón”.

“No pido perdón, ¿para qué? Si me va a perdonar, porque ya no le importa”.

“No soy adicto a los divos de la ópera; cultivan el músculo de las cuerdas vocales y me parecen más deportistas que artistas”.

“No soy un fulano con la lágrima fácil, de esos que se quejan solo por vicio… Si la vida se deja yo le meto mano y si no aún me excita mi oficio”.

“No soy yo, ni tú, ni nadie son los dedos miserables que le dan cuerda a mi reloj”.

“Nos dijimos adiós, ojalá que volvamos a vernos, el verano acabó, el otoño duró lo que tarda en llegar el invierno, y a tu pueblo el azar, otra vez el verano siguiente. Me llevó, y al final del concierto me puse a buscar tu cara entre la gente”.

“Nunca tuve más religión que un cuerpo de mujer”.

“Pelearé hasta el último segundo y mi epitafio será: no estoy de acuerdo”.

“Peor para el sol que se mete a las siete, en la cuna del mar a roncar, mientras un servidor le levanta la falda a la luna”.

“Perdiendo los modales: si hay que pisar cristales, que sean de bohemia, corazón”.

“Pero aquí sigo estando ya lo ves salvado por la campana, con mi nombre en tu diana, con tu boca en la manzana del árbol de Lucifer”.

“Pero qué hermosa era, cuando iba de mi brazo por la acera. ¿Ustedes me han mirado?, pedirle a ese bombón que me quisiera, ¿no les parece que era pedirle demasiado?”.

“Por decir lo que pienso, sin pensar lo que digo más de un beso me dieron y más de un bofetón”.

“Por el bulevar de los sueños rotos, moja una lagrima antiguas fotos, y una canción se burla del miedo. Las amarguras no son amargas, cuando las canta Chavela Vargas, y las escribe un tal José Alfredo”.

“Por las arrugas de mi voz se filtra la desolación de saber que estos son los últimos versos que te escribo; para decir «con Dios» a los dos nos sobran los motivo”.

“Porque el olvido es un cupido que se equivoca”.

“Porque todos los finales son el mismo repetido, y con tanto ruido, no escucharon el final”.

“Porque voy a salir esta noche contigo, se quedarán sin beatos las catedrales, y seremos dos gatos al abrigo de los portales”.

“Prefiero la guerra contigo, al invierno sin ti”.

“Puedo ponerme cursi y decir que tus labios, me saben igual que los labios que beso en mis sueños. Puedo ponerme triste y decir que me basta con ser tu enemigo, tu todo, tu esclavo, tu fiebre tu dueño”.

“Puedo ponerme digno y decir: Toma mi dirección, cuando te hartes de amores baratos de un rato… me llamas”.

“Qué difícil intentar salir ilesos de esta magia en la que nos hayamos presos”.

“Que las persianas corrijan la aurora, que gane el quiero la guerra del puedo, que los que esperan no cuenten las horas, que los que matan se mueran de miedo”.

“Que las verdades no tengan complejos, que las mentiras parezcan mentiras. Que no te den la razón los espejos”.

“Que los sueños sean mentiras de verdad”.

“Que mueran por amores los dictadores y los notarios”.

“ Qué pequeña es la luz de los faros de quien sueña con la libertad”.

“Qué poco rato dura la vida eterna por el túnel de tus piernas”.

“Que ser valiente no salga tan caro, que ser cobarde no valga la pena”.

“Quien más quien menos se ha tomado a sí mismo como rehén y tiene una conciencia todo terreno del mal y el bien”.

“Recuperar de nuevo los nombres de las cosas, llamarle pan al pan, vino llamarle al vino, al sobaco… sobaco, miserable al destino. Y al que mata llamarle, de una vez asesino”.

“Sabes mejor que yo que hasta los huesos solo calan los besos que no has dado, los labios del pecado…”.

“Se anuncia entre los dos tiempo inestable, asoman a tus ojos las tormentas”.

“Se arroparon con la sensatez del desvarío tuyo y mío”.

“Ser feliz con dos latas en la nevera y un gramo de esperanza en lista de espera”.

“Será mejor que aprendas a vivir sobre la línea divisoria que va del tedio a la pasión”.

“Si a ratos me puso cuernos la fortuna fue de forma fraudulenta. La patria es una fulana, menos mi madre y mi hermana, no hay coño que no esté en venta”.

“Si en algún paso cebra la encuentras, dile que le he escrito un blues, llevaba medias negras, bufanda a cuadros, minifalda azul”.

“Si me matas me hago el muerto, yo que mato por vivir, cuando no sé qué decir doy gritos en el desierto”.

“Si quieres quererme, voy a dejar de querer, si quieres odiarme, no me tengas piedad”.

“Siempre que me confieso me doy la absolución”.

“Siempre tuvo la frente muy alta, la lengua muy larga y la falda muy corta”.

“Sin alas para volar, prófugos del instituto y de la cama, pájaros de Portugal. Apenas dos minutos, mala fama”.

“Solicita con fines poco serios: señora aficionada al adulterio”.

“Solo me pongo triste cuando alguno… en el momento más inoportuno… me pregunta por ti”.

“Superviviente, sí, ¡maldita sea! Nunca me cansaré de celebrarlo, antes de que destruya la marea, las huellas de mis lágrimas de mármol. Si me tocó bailar con la más fea, viví para cantarlo”.

“Te extraño como un pato en el Manzanares, soy torpe como un suicida sin vocación, absurdo como un belga por soleares, vacío como una isla sin Robinson”.

“Te vas y no te vas y cuando vienes rezo para que los trenes se equivoquen de estación”.

“Tenían razón mis amantes en eso de que antes el malo era yo. Con una excepción: esta vez yo quería quererla querer y ella no”.

“Tira los prejuicios junto a la cama; hoy tienes una oportunidad de demostrar que eres una mujer, además de una dama”.

“Tú que eras un maestro en el difícil arte de no mojarte bajo un chaparrón”.

“Tú tirabas los dados, yo burlaba la suerte. Yo la última palabra, tú un «pero» que añadir”.

Frases de Mario Benedetti

“Un beso es solo un asalto y la cama es un ring de boxeo”.

“Usa mi llave cada vez que tengas frío, cuando el viento del norte te deja en la estacada”.

“Vivo del cáncer a un paso, sin hacerles caso a los que me dicen «eh, Sabina», ten cuidado con la nicotina”.

“Vivo en el número siete, calle Melancolía, quiero mudarme hace años al barrio de la alegría. Pero siempre que lo intento, ha salido ya el tranvía, en la escalera me siento, a silbar mi melodía”.

“Y algunas veces suelo recostar mi cabeza en el hombro de la luna y le hablo de esa amante inoportuna que se llama soledad”.

“Y así fue como aprendí, que en historias de dos conviene a veces mentir, que ciertos engaños son narcóticos contra el mal de amor”.

“Y aunque quiera olvidar no se me olvida, que no puedo olvidarte”.

“Y cada vez peor, y cada vez más rotos. Y cada vez más tú, y cada vez más yo. Sin rastro de nosotros”.

“Y desafiando el oleaje sin timón ni timonel, por mis sueños va, ligero de equipaje, sobre un cascarón de nuez, mi corazón de viaje”.

“Y el sol es una lágrima en un ojo que no sabe llorar”.

“Y la sangre al galope por mis venas y una nube de arena dentro del corazón, y esta racha de amor sin apetito…”.

“Y la vida  siguió, como siguen las cosas que no tienen mucho sentido”.

“Y me abrazo a la ausencia que dejas en mi cama”.

“Y morirme contigo si te matas y matarme contigo si te mueres, porque el amor cuando no muere mata, porque amores que matan nunca mueren”.

“Y no acabamos en la cama, que es donde acaban estas cosas. Ardiendo juntos en la hoguera, de piel, sudor, saliva y sombra”.

“Y por las calles vaga solo el corazón, sin un mal beso que llevarse a la boca. Y sopla el viento frío de la humillación, envileciendo cada cuerpo que toca”.

“Y sal de ahí a defender el pan y la alegría. Y sal de ahí para que sepan que esta boca es mía”.

“Y si amanece por fin, y el Sol encendía el capó de los coches. Baja las persianas. De ti depende y de mí, que entre los dos siga siendo ayer noche”.

“Y si quieres también puedo ser tu estación y tu tren. Tu mal y tu bien. Tu pan y tu vino. Tu pecado, tu dios, tu”.

“Y una mañana comprendí que a veces gana, el que pierde a una mujer”.

“Y yo que había jurado morir sin descendencia, como murió mi padre”.

“Ya no te tengo miedo, nena, pero no puedo seguirte en tu viaje. Cuántas veces hubiera dado la vida entera, porque tú me pidieras llevarte el equipaje”.

“Yo canto mis soledades porque me sobran”.

“Yo en cambio no he sabido ir a favor del viento, que muerde las esquinas de esta ciudad impía. Pobre aprendiz de brujo que escupe al firmamento, desde un hotel de lujo, con dos camas vacías”.

“Yo le quería decir la verdad por amarga que fuera, contarle que el universo era más ancho que sus caderas, yo le pintaba un mundo real y no uno color de rosa, pero ella prefería escuchar… mentiras piadosas”.

“Yo no quiero domingo por la tarde, yo no quiero columpio en el jardí­n. Lo que yo quiero, corazón cobarde, es que mueras por mí­”.

“Yo que, en materia del amor, nunca me he guiado por el aspecto, he encontrado en su cadera una mariposa lujuriosa”.

“Yo sólo te conté media vida al revés, que no es igual que media mentira”.

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